Cómo usar la perseverancia ahora para ser más resilientes

Uno de los principios de la resiliencia es aceptar que la vida está llena de cambios y tiene dificultades. La mayoría de las iniciativas que emprendemos y las situaciones importantes que experimentemos van a estar acompañadas de obstáculos. Para alcanzar nuestras metas y afrontar los retos que surgen, necesitamos poner nuestro empeño hasta lograr los resultados.

Uno de los principios de la resiliencia es aceptar que la vida está llena de cambios y tiene dificultades. La mayoría de las iniciativas que emprendemos y las situaciones importantes que experimentemos van a estar acompañadas de obstáculos.

Para alcanzar nuestras metas y afrontar los retos que surgen, necesitamos poner nuestro empeño hasta lograr el resultado; en ocasiones encontramos un largo camino hasta alcanzarlo o los errores que cometemos hacen que la energía se agote y sentimos que no podemos dar más.

Por otro lado, esperar resultados inmediatos nos puede llevar a abandonar tempranamente una iniciativa, a frustrarnos rápidamente o tomar atajos que rompen nuestra ética.

Por eso, necesitamos encontrar mecanismos para aumentar la fuerza que nos impide rendirnos y así incrementar la perseverancia para alcanzar nuestros propósitos, superar los obstáculos, crecer y fortalecernos en el proceso.

¿Qué es la perseverancia?

La perseverancia es ser consistente al actuar en una iniciativa hasta lograr el resultado.

Implica esforzarse e intentar una y otra vez a pesar de cometer errores o encontrar barreras. Sin ella podemos desfallecer, dejar nuestros sueños en el camino y sentirnos frustrados, desbordados e incluso fracasados.

Cómo incrementar la perseverancia ahora para ser más fuertes

Alguien perseverante sigue intentando lograr sus metas, aunque haya tropiezos o no se den los resultados; por lo tanto, no espera a que las cosas pasen o le lleguen. En ocasiones logra superar al talento y cuando hay contratiempos hace que estos se desvanezcan.

En estos tiempos de futuro incierto, la perseverancia es uno de los elementos que nos ayuda a seguir adelante. Vale la pena trabajar las siguientes recomendaciones para desarrollarla:

  1. Enfocarse en el resultado deseado.
    Tener un propósito, un sueño o intención hace que nuestra energía se dirija hacia eso. Necesitamos definir expectativas realistas y hacer consciencia que es posible no llegar al resultado en el caso de aspiraciones elevadas.
  2. Identificar cuándo vendrán los momentos difíciles.
    Reconocer que habrá dificultades permite prepararse y ser flexibles. Hay que pensar que una situación compleja puede ser más dura, con la intención de visualizar escenarios y sin perder el optimismo. También hay que contemplar que habrá imprevistos o realidades que inicialmente no imaginamos.
  3. Aceptar los errores, aprender de ellos y enfocarse en resolverlos.
    Entender lo que ocurrió cuando nos equivocamos, convierte el error en aprendizaje haciendo que tenga sentido haber fallado. Muchos de los grandes descubrimientos del mundo han sido “accidentales”, gracias un error. Lo que no podemos permitirnos es repetirlos.
  4. Intentar mínimo 3 veces y máximo 7
    Ensayar diferentes posibilidades desarrolla la creatividad y permite lograr cosas que se consideraban “imposibles”. Permite tener consistencia sin caer en la terquedad. Aquí cabe la reflexión de “si siempre hago lo que siempre he hecho, siempre obtendré el mismo resultado”.
  5. Desarrollar hábitos para lograr disciplina en la ejecución.
    Las acciones logran que las cosas pasen, para eso se requieren rutinas que generen avance. Nuestra creatividad y recursividad necesitan asegurar que sumamos constantemente para acercarnos a la meta.
  6. Premiarse y reconocer a otros durante el camino y no sólo al final.
    Los pequeños logros en la cotidianidad nos llenan de entusiasmo y son la gasolina para seguir adelante y llegar más lejos.
  7. No culparse, ni juzgar a otros por los errores.
    Cuando buscamos culpables y nos enfocamos en señalar a las personas, desperdiciamos la energía que podríamos utilizar en aprender, capitalizar las equivocaciones o hallar una solución.

Si temes fallar, tienes menos probabilidades de aprender, además, estarás menos dispuesto a intentar de nuevo.

Amy Morin

Por lo tanto, incrementar la tolerancia al error o al fracaso reduce el desgaste. Esa tolerancia adquiere más relevancia cuando hay procesos de cambio, cuando las equivocaciones tienden a ocurrir con mayor frecuencia. Más aún, frente a la incertidumbre, donde muchas decisiones se toman por ensayo y error.

Incrementa la tolerancia al error derribando 3 mitos

Vale la pena derribar 3 mitos sobre los errores y el fracaso, que nos limitan, reducen nuestra capacidad de explorar, de ser creativos e incluso de aprender.

Mito #1: “Los errores nos condenan”

Si creemos que el fracaso es algo que determina nuestra existencia, nos hace temerle y evitarlo tanto como sea posible. Además, sentir que es un punto de no retorno, como un agujero del que no podemos salir, genera una predisposición al cambio que retrasa la agilidad para transformarnos. En lugar de eso, podemos entenderlo como parte de un proceso y un paso necesario para alcanzar el éxito en nuestras iniciativas.

Acción para derribar este mito:

Encontrar enseñanzas en nuestros errores, reconocerlos y entenderlos como parte del proceso, en lugar de una condena. Una estrategia para esto es plantearse aprender del tema y volverse experto. Por ejemplo a J.K. Rowling, autora de Harry Potter, la rechazaron al principio 12 editoriales.

Mito #2: “Si nos preparamos todo saldrá bien”

Normalmente pensamos que con una buena planeación y preparación todo saldrá bien, así que no contemplamos la posibilidad de que algo falle. Lo natural es que haya tantas variables que es imposible tenerlas todas bajo control; muchas veces hay más posibilidades de fallar que de acertar, como en el caso de los deportistas. Cuando aceptamos que las cosas pueden salir mal estaremos más preparados y listos para actuar evitando paralizarnos o derrumbarnos ante las dificultades.

Acciones para derribar el mito:

  • Aceptar que las cosas pueden salir diferente a lo planeado.
  • Tener un plan B o plan C.
  • Iniciar de cero, evaluar otras opciones con diferentes perspectivas y validar supuestos.
  • Trabajar con diferentes escenarios: optimista, pesimista y más probable.

Un ejemplo es el lanzamiento de la cápsula Crew Dragon de SpaceX en mayo de 2020 que tuvo que aplazarse por mal clima.

Mito #3: “Cuando fracaso desperdicio el tiempo”

La frustración que genera fracasar nos impide abrir la mente para descubrir las lecciones al cometer errores. Ese tiempo invertido nos da la capacidad para crecer a partir del descubrimiento y podremos ver en cada error una oportunidad para desarrollarnos. Eso no implica que busquemos fallas a propósito, sino cambiar nuestra actitud cuando suceden.

Acciones para derribar el mito:

  • Reflexionar solo o en equipo sobre los aprendizajes de un errores
  • Definir acciones para evitar repetir la misma falla
  • Prestar atención pequeños errores que anteceden a uno catastrófico
  • Hacer análisis de causa-raíz
  • Incrementar el riesgo de cometer errores en ambientes controlados.

En conclusión, necesitamos dar lo mejor de nosotros con disciplina y mente abierta para no rendirnos al primer intento, aceptando que seguramente habrá errores en el proceso para alcanzar nuestras metas. Además, evitar confundir “terquedad” con perseverancia; así vale la pena preguntarse ¿hasta dónde estoy dispuesto a llegar para lograr algo?

Si te gustó esta lectura puedes complementarla con otras que refuerzan la resiliencia, desarrollando el optimismo, la tolerancia al incertitumbre, la actitud en momentos de cambio y una experiencia inspiradora.


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Federico Ulloa

Ingeniero Industrial de la Universidad Javeriana. Maestría en Mercadeo del CESA y ESIC. En su rol de Consultor Senior de 361° ha sido facilitador de sesiones de estrategia, diseñador instruccional (presencial y virtual) y facilitador internacional de entrenamientos de comunicaciones, liderazgo y productividad personal

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